11.4.05

Cromos, v3



Carlos o Chacal. Ilich Ramírez Sánchez
Nacionalidad: Venezuela
Caracas 1949






Descendiente de una familia acomodada económicamente, desde su juventud está influido por las tendencias marxistas de su padre, que defiende la lucha armada. Si por parte de la familia paterna, Ilich y sus tres hermanos reciben enseñas revolucionarias, su madre luchó por ejercer en ellos una influencia contraria. Trató de inmiscuirles modos conservadores y que abrazaran el catolicismo. Finalmente logró que se trasladaran a Londres. Estando en la capital británica Ilich se dejó cautivar por la vida superficial de la alta sociedad, llegándose incluso a convertir en un playboy. Sin embargo, los estudios resultaban un fracaso para él, por lo que su padre encontró la excusa perfecta para enviarle a estudiar a Moscú. En este ambiente, entra en contacto con estudiantes palestinos relacionados con la lucha armada. Sin embargo, la buena vida que había llevado en Gran Bretaña sigue dominando sus actos. Esta situación provoca que le expulsen en 1970 de la Universidad. Parece ser que entonces ya mantenía relaciones con la KGB. A comienzos de esta década ingresa en el Frente Popular de Liberación de Palestina. En estos años participa en la guerrilla con el ejército del Rey Hussein de Jordania, donde desarrolla su actividad como estratega. Vuelve a Londres como agente secreto. En esta ciudad regresa a sus costumbres de antaño, aunque en esta ocasión compagina la lucha con la vida social. Su primeros actos terroristas resultan fallidos. En consecuencia abandona la cuidad, perseguido por los servicios secretos que le apodan "Chacal". Para encubrir su verdadera identidad emplea distintos nombres. Uno de ellos y por el que sería mundialmente conocido es el de Carlos. En 1973 se instala en París y se le hace responsable del estallido de varios coches-bomba que se activan en las sedes de algunos diarios. Poco después se traslada a Holanda, donde colabora con el Ejército Rojo Japonés en el secuestro de la embajada francesa. Todo se complica y termina con un resultado trágico. Su conocimiento exhaustivo de seis lenguas le permite viajar por todo el mundo y pasar inadvertido. Comienza a ser considerado como el enemigo número uno del capitalismo occidental. Los actos sangrientos se van acumulando en su trayectoria personal. En 1975, cumpliendo los planes trazados por un grupo alemán y árabe, secuestra a once ministros de la OPEP en Viena, que traslada a Argel en un avión. A cambió de dinero perdona la vida a dos de éstos. A partir de la segunda mitad de la década de los setenta se pierde su rastro. Este, junto con sus secuaces, se esconde en Hungría., donde acumula explosivos. La policía también barajó la posibilidad de que estuviera refugiado en Rumanía. En 1982, uno de sus más estrechos colaboradores y su novia son localizados y detenidos en Francia. Carlos amenaza a las autoridades galas con una acción armada. Poco después explota una bomba en un tren galo, donde estaba previsto que viajara Jacques Chirac, atentado en el que mueren cinco personas y resultan heridas casi otras treinta. Los atentados prosiguen con cruentos resultados. Uno de los más atroces sucedió el 31 de diciembre de 1983 cuando realiza dos atentados en la línea ferroviaria de alta velocidad París-Marsella y en la estación de Saint-Charles, situada en esta última localidad. Finalmente la autoridades francesas optan por poner en libertad a su compañera Magdalena Knopp. Tras la caída del muro de Berlín se desconoce su paradero. Se sospecha que puede estar en Siria. En este momento su lucha ideológica pierde consistencia, aunque Carlos no deja de ser un terrorista y se vende al mejor postor. En la década de los noventa Siria le manda a Libia, pero en este país le rechazan. Finalmente se traslada a Sudán, donde abraza la religión islámica. Aunque colabora con la policía de este país, en 1994 es entregado a Francia. Tras ser procesado en París por algunos de los atentados cometidos, es encerrado en la cárcel. En 1997 se celebra un juicio por otros atentados y se le condena a cadena perpetua. Por otra parte le esperan otros muchos juicios por un gran número de delitos. Además es reclamado por otros países como Libia o Austria, que le acusan de haber asesinado a compatriotas suyos. En lo que respecta a España parece ser que entre los años setenta y ochenta mantuvo contactos con ETA.

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